De la Liga a la Asociación
Rosarina de Fútbol
El 30 de marzo de 1905 se reunieron en dependencias del Hotel Britania, ubicado en calle Puerto (actual San Martín) entre San Lorenzo y Santiago (hoy Urquiza) los señores J. Parr y R. Le Bas por Rosario Atlético; M. Green y A. Postel por Rosario Central; C. Newell y J. Hiriart por Newell’s y J. Roda y J. Hudson por el C.A. Argentino. La idea era organizar el deporte que año tras año sumaba adeptos en la ciudad. Así se fundó la Liga Rosarina de Football. En la reunión Ricardo O. Le Bas fue elegido Presidente y ratificado en el cargo sucesivamente hasta el año 1909. Semanas después se sumaron a los fundadores el Club Provincial y el Córdoba y Rosario.

En 1931 la Liga devino en la Asociación Rosarina de Fútbol. El 22 de junio los representantes de siete clubes: Domingo Brebbia (Newell’s Old Boys), Francisco Ciuro (Tiro Federal), Antonio Onis (Central Córdoba), Emilio Navarini (Provincial), Federico Flynn (Rosario Central), Ángel Rossini (Belgrano) y Sixto Martínez (Nacional) reunidos en Maipú 1025 (sede de N.O.B.) dieron vida a esta Asociación con el objetivo de continuar el fomento de la práctica del deporte en la ciudad y la región pero avanzando hacia su profesionalización, tal como meses antes había sucedido a nivel nacional.

El futbol en el país

El 10 de mayo de 1931 en Buenos Aires se reunieron los representantes de los clubes Atlanta, Chacarita, Estudiantes de La Plata, Huracán, Independiente, Platense, Quilmes, Lanús, Racing, River, Tigre, Boca, Vélez, Talleres, San Lorenzo, Argentinos Juniors y Ferro. En el encuentro se resolvió fundar la Liga Argentina de Footbal. Conformada esta liga el 31 de Mayo comenzó la era profesional del fútbol en la Argentina con un campeonato en el que jugaban 18 equipos. Tres años después, en 1934, esta organización pasó a llamarse de manera definitiva Asociación del Fútbol Argentino.

Las primeras conquistas
La profesionalización del fútbol sólo ratificó los hechos que empezaban a ser notorios durante el amateurismo (1905 – 1930): Rosario era cuna de grandes jugadores y sus equipos eran de los más fuertes en la Argentina. Los torneos profesionales locales pusieron en juego las Copas Molinas, Pinasco e Ivancich correspondientes a los torneos de 1ra., 2da. y 3ra. división de la ARF respectivamente, con una marcada superioridad de Newell’s Old Boys y Rosario Central sobre el resto de los afiliados. En tanto, Central Córdoba conquistó la Copa Beccar Varela en 1934 venciendo a Racing Club de Avellaneda, primer título internacional para Rosario de la era profesional.

En 1939 Rosario Central y Newell’s Old Boys se afiliaron a la Asociación de Fútbol Argentino, órgano máximo en el país y comenzaron a disputar los campeonatos de 1ra. División. En 1945 Argentino quedó a dos puntos de lograr el ascenso a la élite nacional, logrando el subcampeonato de la segunda divisional. Central Córdoba doce años después logró el objetivo: ganó el torneo de segunda división en 1957 (primer título AFA para la ciudad) jugando las temporadas 1958/1959 en Primera.

Los campeonatos de Primera están por llegar. El club de Arroyito se coronó campeón en el Nacional de 1971 y repitió el logro en la temporada 1973. Por lo pronto la escuadra del Parque de la Independencia se alzó con el Metropolitano de 1974.

El fútbol de la ciudad hacia la mitad de la década del 70 estaba en boca de todo el país. Un partido preparatorio de la Selección Nacional con vista al Mundial de Alemania de 1974 le pondría la rúbrica al largo camino iniciado por dirigentes de la talla de Woods, Bolder, Newell, Bordabehere, Flynn, Ross, Olaeta, Cecchi, entre otros y que fue moldeado con las gambetas, atajadas y goles de los hermanos Hayes, Le Bas, Zenón Díaz, Daniel Green, Cataldo Spitale, Juan Hudson, José "Pinoto" Viale, el "Piojo" Franco, Julio Libonatti, Gabino Sosa, de la Mata, Cantelli, Pontoni, Morosano, Ferreyra, Gómez, Guzmán, Sacchi, Solari, Griffa, Yúdica, Menotti, Carnevali, Gallego, Poy, Zanabria, Carlovich, Bauza, Valdano, Palma, Martino, Batistuta, Pizzi, Balbo, Chamot, Sensini, Bonano, González, Biagini, Lavezzi, Banega, Di María y Messi, sólo por nombrar algunos.

La Rosarina hoy
De aquellos pocos primeros clubes que, con un centenar de jugadores en actividad, tuvieron la visión de organizar el juego que crecería geométricamente en la ciudad, hasta los 65 clubes afiliados con 1100 equipos participantes en todas las divisiones y 17500 jugadores inscriptos hoy día, todos han aportado a la grandeza del fútbol rosarino.

Hoy sus protagonistas, instituciones, dirigentes y jugadores, en las canchas de la ciudad, de la Argentina y del mundo dejan la marca indeleble del futbol rosarino: el trato habilidoso del balón y el juego asociado, mientras los trofeos exhibidos en las vitrinas de los clubes, muchos de ellos fundados por sus propios jugadores, son testigos de reñidos partidos que movilizaron a la ciudad y dejaron gratos recuerdos en los simpatizantes.

El baile
17 de abril. El Mundial de Alemania está a la vuelta. La Selección Argentina –dirigida por Vladislao Cap– juega frente a un combinado de la ciudad. Rosario es considerada la capital del fútbol en los primeros años de la década del 70 (entre 1970 y 1974 los equipos rosarinos han conseguido 3 campeonatos y 3 subcampeonatos) y qué mejor que jugar y ganar frente a los rosarinos para demostrar la preparación con vista al mundial.

La selección rosarina está dirigida por la dupla técnica que forman Carlos Griguol y Juan Montes, técnicos de Central y Newell’s respectivamente. Alinean a 5 jugadores del conjunto del Parque y a otros tantos de los de Arroyito y como número 5 a un jugador de Central Córdoba (equipo de la B), desconocido para los porteños pero admirado por igual por todos los rosarinos, el Trinche, Tomás Felipe Carlovich. La formación rosarina aquella noche en el estadio del Parque de la Independencia era la siguiente: Carlos Biasutto (RC), Jorge José González (RC), José Pavoni (NOB), Armando Capurro (NOB) y Mario Killer (RC), Carlos Aimar (RC), Tomás Felipe Carlovich (CC) y Mario Zanabria (NOB), Sergio Robles (NOB), Alfredo Obberti (NOB) y Mario Kempes (RC). En tanto la Selección Mayor se formó así: Miguel Santoro (Independiente), Enrique Wolff (River Plate), Néstor Togneri (Estudiantes), Francisco Sá (Indepediente), Alberto Tarantini (Boca), Miguel Brindisi (Huracán), Roberto Telch (San Lorenzo), Aldo Pedro Poy (Rosario Central), René Houseman (Huracán), Osvaldo Potente (Boca) y Daniel Bertoni (Independiente).

Fue victoria del seleccionado rosarino por 3 a 1 y con baile incluido. Al término del primer tiempo Rosario vencía 3 a 0. Cap le pidió por favor a sus pares rosarinos que sacaran al Trinche, la estrella de la noche. Carlovich dejo patentada para todo el país “su” jugada, la que hacía todas las semanas defendiendo los colores charrúas: el doble caño. Comentaba el Trinche: "Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacía seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez que se abrazaban los de Newell’s y los de Central". Fue un miércoles 17 de abril, ante 30000 espectadores. El fútbol rosarino conquistaba definitivamente el país.

Documental "La Leyenda del Trinche" realizado por Informe Robinson CANAL+ (España)
Hombres de negro
Si bien en la actualidad los árbitros ya no visten exclusivamente de este color, durante mucho tiempo se lo identificó dentro de los límites del campo de juego por vestir íntegramente de negro, aunque en los inicios del futbol los primeros árbitros vistieron de traje blanco.

Antes de la aparición del juez arbitral los cotejos eran dirigidos por los presidentes de los clubes enfrentados, por lo general quien oficiaba de árbitro era el dirigente local. Los primeros árbitros (umpires) tenían una sola función: sólo marcaban los goles. Para entonces los jugadores eran quienes pedían las sanciones: foul o mano. En 1871 se agregó un árbitro para desempatar las decisiones y recién en 1889 se les permitió cobrar una falta sin que se la pidan. Dos años después los umpires pasaron a actuar desde los costados de la cancha. En esta época los penales sólo se sancionaban por aclamación de los participantes.

Para 1896 en Inglaterra se edita la primera Carta de Árbitros, con reglas y recomendaciones. Y en 1902 comienzan a marcarse en el terreno de juego las áreas y la línea central con el objeto de facilitar la labor arbitral. Al año siguiente se definen las funciones del árbitro y los jueces de línea, tal como se conoce actualmente.

Si bien a lo largo del siglo XX se realizaron adecuaciones en el reglamento, podemos marcar dos momentos importantes en la mejora del desempeño del árbitro. En el Mundial de Fútbol México 70 a instancias del ex árbitro inglés Ken Aston (Presidente del Comité de Árbitros de la FIFA) comienzan a utilizarse las tarjetas amarilla y roja para sancionar las faltas graves, hasta ese momento se amonestaba o se echaba del partido a un jugador de manera verbal. El segundo momento histórico para destacar es el actual donde la implementación de la tecnología colabora en la labor del árbitro.